Jorge Riesco, presidente de la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI)
¿CÓMO SE NOS VIENE EL 2023?
Hay cierto consenso en que 2023 no será un año fácil para Chile ni para su minería.
Es así, porque continuará el proceso constitucional luego del contundente pronunciamiento de la ciudadanía respecto de la propuesta de la Convención. Si bien no se espera que se revivan las propuestas maximalistas que vimos en el proceso anterior, la discusión podrá ser reabierta y deberemos estar muy atentos para procurar contar con una buena carta fundamental. Además, los signos de la recesión económica serán palpables, con aumento del desempleo y aún con altos niveles de inflación, que ya hoy alcanza niveles preocupantes.
En el ámbito minero, no sólo mantendremos las inquietudes sobre el tema constitucional, que espera la definición de un procedimiento adecuado para la conclusión del mismo que sea a la vez eficiente y moderado, debemos enfrentar la Reforma Tributaria y la discusión de un royalty para las grandes empresas. Un aspecto central del royalty es el componente ad valorem del proyecto de ley, que hemos señalado que tendría un impacto negativo en la competitividad de Chile, como país atractivo para la inversión minera.
Hemos sostenido con el Ministro de Hacienda un diálogo franco y fluido, aunque no enteramente fructífero conocidas las indicaciones que Hacienda presentó. Reconocemos avances en estas indicaciones, pero mantenemos nuestra preocupación de que el proyecto redunda en una excesiva carga tributaria total para las empresas mineras afectadas, que podría dejar a nuestro país en una condición menos competitiva respecto de otros países mineros, impactando no sólo a las actuales faenas, sino también determinando que algunos proyectos no se realicen. Nuestras observaciones y aportes sólo pretenden contribuir a que tengamos una buena ley de royalty, evitando errores que comprometan el gran capital minero que tiene nuestro país.
Esperamos también que en 2023 el gobierno dirija su gestión a la atención de los problemas más inmediatos que enfrentan las empresas, incluidas las de menor tamaño. Entre éstos, desgraciadamente ha tomado mucha relevancia la inseguridad frente a acciones delictivas, algunas con grave amenaza a la vida de trabajadores y de pequeños mineros. Es responsabilidad de las autoridades garantizar la seguridad en las faenas mineras, y colaboraremos activamente en el diseño e implementación de las iniciativas tendientes a recuperarla.
Otros aspectos de preocupación, relacionados especialmente con la normativa vigente, se manifiestan en una difícil relación con los organismos públicos para obtener autorizaciones ambientales y permisos para operar. Ello resulta aún más agobiante en un contexto de volatilidad del precio internacional de los productos y alza de costos. Por ello, celebramos el establecimiento de una mesa de trabajo para la pequeña minería, que permitirá analizar y abordar estos temas. En esta línea, estamos disponibles para replicar esta iniciativa para empresas de mayor tamaño.
En este sentido, esperamos que la autoridad adopte medidas urgentes y eficientes en materia de atracción de inversiones, especialmente en un periodo económico complejo como el que se avecina. Para ello, junto con despejar la incertidumbre tributaria, es perentorio despejar las trabas existentes en el sistema de otorgamiento de autorizaciones ambientales. Estamos convencidos de que se puede lograr un sistema más expedito, cuidando de mejor forma el cumplimiento de los estándares requeridos. Hemos sostenido reiteradamente que no sólo con mayores tasas impositivas, sino con mayor actividad, puede aumentar significativamente la recaudación, sin perjuicio de otros efectos virtuosos de esa mayor actividad, pues la minería es mucho más que solamente impuestos.
La minería puede ser un motor importante de generación y crecimiento de la actividad económica. Requiere para ello que se mantengan y profundicen las condiciones necesarias para su desarrollo. Sabemos cuáles son esas condiciones, e instamos a las autoridades a reconocerlas y asegurarlas con un horizonte de largo plazo, que es lo que la minería espera para hacer una decidida contribución, incluso mejor que en el pasado.
Tenemos un ecosistema minero de probada calidad. Disponemos en él de empresarios y profesionales con amplias capacidades, y de recursos humanos y técnicos de excelencia, para satisfacer los requerimientos de las inversiones: sólo falta que éstas se decidan y se materialicen.
Tenemos, en 2023, tantas oportunidades como proyectos esperan a ser realizados. El desafío es aprovecharlas, ahora más que nunca.
