Columna de Interés Técnico: Tecnologías que permiten cambios en la planificación del transporte urbano

Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile A.G

Gabriel Montero – Presidente del Comité de Transporte 

Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile A.G. (AIC)

La digitalización de los procesos es una tendencia que lleva décadas madurando y que ha tenido un poder transformador profundo en diversas industrias, aunque en algunas de ellas su penetración ha sido más lenta debido a sus particularidades. Es el caso del transporte terrestre de carga y pasajeros, en que diversas condicionantes hacen difícil la incorporación de procesos basados en tecnologías modernas. Se trata de procesos eminentemente físicos que, además, se llevan a cabo de forma atomizada por los mismos usuarios, cuando conducen o caminan, o por empresas muchas veces pequeñas que cuentan con flotas de escasos vehículos y altos niveles de informalidad.

En el caso del transporte público, el automóvil y la logística de abastecimiento, se observa que aún están poco avanzados en el ámbito de la aplicación de nuevas tecnologías.

La definición de políticas públicas de transporte, y particularmente los estudios en que se basan, también son un caso de rezago en la adopción de tecnologías. En parte víctimas de su propio éxito, las metodologías de análisis de transporte ideadas en los años ‘80 siguen en uso y el estándar tecnológico en varios casos es el mismo de entonces con mejoras marginales. Por ejemplo, la obtención de información sigue anclada en tecnologías antiguas, ya que para conocer los flujos vehiculares seguimos registrando manualmente el paso de los vehículos en formularios, y para averiguar los orígenes y destinos de los desplazamientos, continuamos interceptando personas en sus viajes o visitándolos en sus hogares para preguntarles “de dónde viene y para dónde va”.

Sin embargo, las tecnologías disruptivas emergidas en años recientes comienzan a cambiar las cosas: el ridehsaring o los sistemas de arriendo spot en el transporte de pasajeros, y la micrologística de delivery en carga urbana, son ejemplos de esto.

Hoy, además, existen varios desarrollos y pilotajes en curso para aforos de tráfico basados en análisis de video mediante Inteligencia Artificial (IA), estimación de viajes a partir del registro de conexiones de teléfonos móviles a antenas, y uso de IA para interpretar datos del GPS de esos teléfonos para inferir detalles de los viajes de los usuarios. Por otra parte, Transantiago y las autopistas urbanas comienzan a utilizar la data residual de sus procesos de gestión y cobro para generar otra información valiosa, y las startup de movilidad comienzan a crear productos cada vez más sofisticados para monetizar la importante información que recogen, como es el caso de Waze, Moovit, Google Maps y otras. Y un poco más lejos, pero ya a la vista, están los vehículos autónomos o que incluyen realidad aumentada para orientar mejor a los conductores en sus viajes.

Estamos ad-portas de cambios importantes derivados de la aplicación de tecnologías modernas en el transporte, que no sólo permitirán hacer mejor lo que estamos haciendo, sino que abrirán el abanico de opciones a ideas que recién empezamos a imaginar: ¿cómo cambia la planificación del transporte urbano, por ejemplo, cuando en vez de una gran Encuesta Origen Destino cada 10 años representativa de un día laboral “normal”, se dispone de información para cada día y hora específica? Se requerirá gran liderazgo de las autoridades para armonizar estos cambios y aprovechar sus ventajas, a la vez que evitamos los riesgos que emergen de su uso.

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