Electromovilidad y transporte público: avances y desafíos para el Chile del 2030

Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile A.G

Electromovilidad y transporte público: avances y desafíos para el Chile del 2030

Chile quedó grabado en la historia de Latinoamérica, inscribiendo a la capital de nuestro país como líder mundial, después de China, con la puesta en marcha durante el año 2018, de una de las mayores flotas de buses eléctricos del planeta.

Hace más de una década, que el uso de vehículos eléctricos se ha extendido como respuesta a la fuerte amenaza que significa el cambio climático para nuestro planeta.
La importancia del proceso de electrificación, es que permite un “transporte más eficiente energéticamente, y más importante aún es que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia del petróleo, y mejora la calidad del aire local” (Clean Energy Ministerial, 2019).

Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía (siglas en inglés IEA), actualmente, alrededor de 16 millones de vehículos eléctricos circulan en las carreteras de todo el mundo, donde la mayor cantidad se encuentran en China, seguido de Europa y EE.UU. Actualmente en nuestro país circulan alrededor de 900 autos eléctricos y se proyecta que para el 2030 esta cifra aumente a 80 mil vehículos circulando en todo el territorio nacional.

Chile ha realizado un gran esfuerzo dirigido a los avances de la electromovilidad en materia de transporte público. Dentro de las iniciativas desarrolladas, la incorporación de buses eléctricos que se realizó en el segundo gobierno de Sebastián Piñera, encabezado por la ex ministra de Transporte y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, fue reconocida internacionalmente por las políticas públicas y colaboración público-privada que marcaron este hito, posicionando a Chile, como el segundo país con mayor cantidad de buses eléctricos luego de China.

Según indica la Estrategia Nacional Electromovilidad, a finales del 2021, el sistema de transporte público RED de la Región Metropolitana contaba con un total de 1.443 buses ecológicos, donde más de 800 de ellos son eléctricos.

Avanzar en la adopción masiva de medios de transportes eléctricos requiere una infraestructura de carga de vehículos adecuada, y junto a esto abordar aspectos técnicos, regulatorios y de modelos de negocios para fomentar un ecosistema de vehículos eléctricos confiables en un país (IEA, 2018). Al respecto, Chile ha adquirido y ratificado acuerdos internacionales que plantean reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y abordar los desafíos del Cambio Climático, a través de compromisos de mitigación que buscan reducir al 2030 la intensidad de emisiones en un 30% respecto a los niveles observados en 2007.

Conoce la opinión de los expertos sobre los avances en Electromovilidad en Chile

Alan Sepúlveda Neira
Jefe División de Transporte Público Regional
Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones

Sin lugar a dudas el avance de la electromovilidad en nuestro país es destacable entre nuestros vecinos latinoamericanos, es importante hacer un análisis crítico sobre tal, hoy la penetración de la electromovilidad, en transporte público al menos, lo lidera el sistema metropolitano en contraste con los sistemas regionales, en los cuales aún falta un largo camino por recorrer para su implementación a gran escala.

La meta de llegar al 2035 con el 100% de las ventas de vehículos (privados y de transporte público) es ambiciosa, pero a la vez, muy necesaria, se hace realmente importante enfocar los esfuerzos en aquellos aspectos que pudiesen reflejar un obstáculo para el avance propuesto. En cuanto a transporte público, las atenciones están puestas en tres cortes temporales, a largo plazo en la infraestructura de carga (además de distribución y generación), cuestión vital si esperamos mantener operativas a flotas completas de sistemas de transporte público prestando una óptima operación, a mediano plazo, generar las competencias técnicas y humanas que permitan desarrollar, operar y mantener la tecnología de turno, y en el corto plazo exponer y apoyar las virtudes de la electromovilidad a los operadores de transporte públicos a avanzar en el recambio de flotas diésel a cero emisión, de forma que sea el gremio actual quien empuje a la industria a desarrollar vehículos competitivos y accesibles y acelerar así su penetración en el mercado. Sin implementar estrategias para cubrir los obstáculos de corto, mediano y largo plazo, será cuesta arriba desarrollar nuestra estrategia nacional de electromovilidad.

En lo concreto, a corto y mediano plazo en regiones, se debe actuar en dos niveles, en una relación mancomunada entre el Estado y el gremio de transporte público, de forma de canalizar el interés mutuo en migrar a la cero emisión, a través de iniciativas concretas, que vayan a minimizar los riesgos y mitos, propios y válidos de nuevas tecnologías, y en paralelo, comenzar un trabajo con la academia y sociedad civil para desarrollar las capacidades técnicas y humanas que vayan a cubrir las necesidades en régimen de vehículos cero emisión.

Para nuestra administración, la cual está basada en poner especial atención en la mejora del transporte público regional, y además siempre considerando políticas medioambientalmente sustentables, es que la electromovilidad se convierte en una de las principales líneas de acción donde enfocar los esfuerzos, para ello trabajamos en diversos caminos que vayan a generar las competencias y herramientas que permitan migrar hacia las cero emisiones.

 

Cristina Victoriano
Jefa Línea de Transporte
Agencia de Sostenibilidad Energética


Chile ha avanzado a paso firme en electromovilidad desde el lanzamiento de la primera estrategia y el primer compromiso público-privado por la electromovilidad en el año 2017.
Por una parte, la estrategia define lineamientos claros y prioriza acciones, por otra parte, a través del compromiso, los actores se alinean con el objetivo de instaurar todo el ecosistema que permita el despliegue acelerado de esta tecnología, que busca disminuir el consumo energético y las emisiones del sector transporte. Por último, la puesta en marcha de los buses eléctricos en el sistema de transporte metropolitano, dan el impulso definitivo a las voluntades plasmadas tanto en la estrategia como en el acuerdo. A partir de ahí, el ecosistema ha ido creciendo y planteándose nuevos desafíos a través de los cinco acuerdos público-privados que se han firmado y a través de la actualización de la estrategia de electromovilidad publicada a inicios del presente año. 

En la primera etapa de despliegue, la prioridad ha estado en el transporte público mayor y en la normativa habilitante para el despliegue de la tecnología. Sin embargo, quedan diversos desafíos particularmente en el ámbito del despliegue de infraestructura de carga, que sea capaz de satisfacer las necesidades de la creciente cantidad de vehículos eléctricos que ingresarán al mercado nacional. Junto con eso, se requiere redes eléctricas preparadas para satisfacer la demanda de electricidad, acceso al financiamiento, seguros automotrices, servicios de mantención, repuestos, entre otros. En ese contexto, el principal desafío es generar las condiciones habilitantes para que la electromovilidad pueda llegar a todo el país y no se concentre solo en Santiago.
El ámbito de la consultoría también tiene desafíos, por ejemplo, en el desarrollo de conocimiento experto que permita asesorar a diversas empresas, cuyo giro del negocio no es la movilidad, a avanzar con proyectos de movilidad eléctrica que sin duda tendrán impactos en las operaciones y requerirán optimización conjunta de los procesos de cuidado de las baterías para extender la vida útil, programación de carga de vehículos y programación de la operación.
En este momento, es importante avanzar con la implementación de la estrategia de electromovilidad y paso a paso ir derribando las barreras que enfrenta el despliegue de esta tecnología. Para contribuir en estos aspectos, desde la Agencia de Sostenibilidad Energética hemos hecho diversas publicaciones que buscan disminuir las asimetrías de información que se producen entre aquellos que han sido pioneros en la implementación de proyectos de movilidad eléctrica y aquellos que buscan avanzar hacia allá. También hemos puesto herramientas digitales a disposición de los tomadores de decisión para facilitar el acercamiento a los proyectos de electromovilidad, particularmente en el ámbito del despliegue de infraestructura de carga.

 www.ecomovilidad.cl

Gabriel Montero
Presidente Comité de Transporte AIC
Director AIC

En Chile, gracias al trabajo del Ministerio de Energía, contamos con una Estrategia Nacional de Electromovilidad que marca el rumbo y las metas. La principal meta es la de transporte público. Parece un buen enfoque poner ahí las fichas, porque en esos vehículos de uso intensivo es donde hay mayor opción de recuperar las inversiones, además de que mejora el estándar de los modos que queremos privilegiar.
Llegar a esa meta implica muchos desafíos. A primera vista puede parecer que basta con generar los incentivos y recursos para las inversiones en vehículos, pero se requiere mucho más. Posiblemente la estructura industrial y la forma de operaciones del transporte público actual requieren cambios profundos, es necesario un nivel de coordinación de las flotas que hoy solo existe de manera generalizada en Santiago: en regiones la propiedad de la flota sigue siendo atomizada y muchos buses “duermen” en la casa del conductor. Además, se requieren más terminales de carga y mejor ubicados: más para que puedan albergar a toda la flota mientras carga y ubicados en zonas admitidas por los IPT, pues de otra forma es riesgoso generar las inversiones necesarias en terrenos que cuentan con permisos débiles. Se necesita además capacitar a los conductores, los equipos de mecánicos para la operación rutinaria de los vehículos, y a los servicios de emergencia para que sepan cómo responder ante siniestros de buses eléctricos con packs de baterías de alto voltaje. Necesitamos también, redes eléctricas de transmisión y distribución que logren llevar la energía donde se requiere.
Este importante esfuerzo de planificación, en buena parte estatal, requerirá servicios de asesores especializados, que recién comienzan a formarse en la industria. Existen muchos especialistas eléctricos y de movilidad, pero se deben combinar sus áreas de conocimiento para atender nuevos problemas para los que hoy no tenemos soluciones tan claras. Un tema de interés, por ejemplo, es la planificación de la ubicación de los cargadores para vehículos eléctricos de transporte público menor (taxis colectivos). ¿Dónde conviene que estén: ¿en los terminales, en las casas de los propietarios o conductores, en el espacio público? ¿De qué tipo deben ser: carga lenta o carga rápida? Hoy no contamos aún con metodologías claras para enfrentar esas preguntas, y deberemos generarlas rápido para cumplir con las metas.


Andrés Rebolledo S.
Ex Ministro de Energía del Gobierno de Michelle Bachellet

Chile ha hecho importantes avances en electromovilidad, particularmente en incorporación de buses eléctricos, donde actualmente existen alrededor de mil y se espera finalizar este año con 2000 máquinas en circulación principalmente en la Región Metropolitana.
En cuanto a la infraestructura de carga, hoy es posible tener viajes no solo en ciudades, sino interurbano. (desde la Serena a Puerto Montt) Quizás, el desafío es aumentar las electrolineras con estaciones de carga rápida, ese es un desafío pendiente, porque requiere mayor inversión.
El principal avance, en término de política pública, es el acuerdo transversal que dictamina que al año 2035, Chile solo venderá vehículos cero emisiones, por lo tanto, todos los vehículos que entren al parque automotriz deben ser cero emisiones, ya sean eléctricos, con batería o en aquel momento con otro tipo de combustible, por ejemplo, hidrógeno verde.
Aún nos queda pendiente una planificación más armónica de la infraestructura de carga, más carga rápida, más buses eléctricos en regiones y el desafío central, sigue siendo un dato exógeno en chile, que es el precio de los vehículos, que aún siguen siendo altos, por lo tanto, requieren una inversión importante determinado fundamentalmente por el valor de las baterías de litio, que esperamos y todo indica, que seguirán bajando.

 

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