Columna Newsletter AIC Enero 2021: Iván Rayo – Vicepresidente de la AIC

Iván Rayo – Vicepresidente de la AIC 

El comienzo del año 2021 mantiene aún un alto grado de incertidumbre ocasionado por la falta de control de la pandemia del Covid19 a nivel global y por otros aspectos políticos económicos a nivel nacional. Como atenuante a esta condición se observan noticias favorables respecto al comienzo del proceso de vacunación y a un creciente optimismo respecto a la reactivación de los mercados internacionales.

El impacto económico de la situación descrita ha sido severo en diversos sectores de la economía de nuestro país. Los niveles de inversión fueron afectados significativamente y los proyectos en desarrollo se han ralentizado. Esta situación ha tenido efectos en la industria de la ingeniería con una amplia disminución de la actividad y con pérdidas de productividad. De acuerdo a nuestro indicador ICON, la actividad de industria de la ingeniería ha disminuido más de 14% respecto al año pasado, además cerca del 40% de las empresas de ingeniería han disminuido su capacidad de desarrollo de proyectos y más de la mitad de dichas empresas declara haber perdido eficiencia o productividad en el desarrollo de ingeniería.

En un mercado contraído como el actual, se observa mayor competencia en procesos de licitación de servicios, por parte de las empresas de ingeniería. Asimismo, es común encontrar bases de licitación altamente asimétricas entre consultor y mandante, con cláusulas que limitan los pagos y con evidente orientación a obtener mayor alcance al menor costo posible. Por otro lado, se han observado inusuales procesos de licitación con muchas empresas de ingeniería, con distintos niveles de experiencia y tamaño, compitiendo por un servicio. Para que en un proceso de licitación exista una competencia equilibrada, es necesario que se realice una selección adecuada de los oferentes.

A pesar de este complejo panorama, la Asociación reafirma uno de los principales valores de sus asociados que es la calidad de la ingeniería. Es así como desde la AIC se ha promovido en forma recurrente la importancia de la calidad en diversos seminarios, mesas de trabajo público y privado, y en reflexiones de los asociados.

La calidad de la ingeniería es independiente de los ciclos económicos que experimente el país o una industria en particular. En tiempos de incertidumbre económica es más probable que varíe la envergadura y el tipo de proyectos, en otras palabras, cuando las condiciones de mercado son inestables, es esperable que las compañías mandantes focalicen sus esfuerzos en asegurar los niveles de producción de sus faenas, optimizando los procesos, reduciendo costos y mejorando los rendimientos económicos; mientras que en períodos de crecimiento, la ingeniería se orienta a proyectos del tipo inversional que buscan una mayor expansión o diversificación.

En cualquier escenario, la ingeniería de un proyecto se desarrolla bajo estándares de calidad formales lo que contribuyen de manera significativa a evitar reprocesos, sobrecostos o incumplimiento de plazos en la implementación de obras.

Por lo tanto, las externalidades económicas en ningún caso son motivo para reducir la calidad de la ingeniería. Desde nuestra asociación, nos preocupa que la ingeniería sea percibida por distintos sectores como un insumo más en las distintas etapas de los proyectos y no como la actividad que agrega más valor en cualquier proceso productivo.

Desde la AIC invitamos a las compañías mandantes a privilegiar procesos de licitación de ingeniería que estén orientados a seleccionar a las empresas que más valor agreguen a un proyecto, tomando en consideración la experiencia, metodología de trabajo y el staff de profesionales técnicos.

Para ello, la invitación es a continuar trabajando en conjunto con todos los actores involucrados para que, tanto en períodos de crecimiento, como en momentos de incertidumbre económica, el foco esté en elegir la mejor ingeniería que beneficie el desarrollo del país.

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