Chile, ¿país de catástrofes naturalmente humanas?

Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile A.G

Fue un hecho que nos conmocionó a todos. Los días 2 y 3 de febrero, un incendio de proporciones dantescas afectó a la comuna de Viña del Mar. El pánico de la población discurrió en paralelo a la desinformación y a la falta de acciones que permitieran hacer frente a ese tsunami de fuego que inundó caminos e hizo de las improvisadas vías de evacuación, auténticas trampas mortales. Centenares de personas perecieron por la inexistencia de un plan claro que permitiera salvar sus vidas.

Tal como indica el último reporte del Servicio Médico Legal, la cifra de fallecidos se elevó a 135 personas, casi un tercio de las víctimas que dejó el 27-F, que tanto daño y dolor ocasionó a Chile. A esta cifra cabe añadir la no menos estremecedora estadística de 4.555 viviendas gravemente afectadas. Respecto a la infraestructura crítica de la comuna de Viña del Mar, la mayor cantidad de puntos que presentan afectación corresponden a industrias (según CIGIDEN el 29,8% de la Infraestructura crítica catastrada), alumbrado público y torres de alta tensión (27,7%), transporte público (6,4%). Finalmente, es importante mencionar la afectación a un colegio y un CESFAM (4,2%). Y finalmente la afectación al tipo de cobertura Bosque/forestal fue de 1384 hectáreas (43% del suelo de la comuna de Viña del Mar).

¿Por qué y en qué les fallamos? Resulta evidente que no nos tomamos en serio las recomendaciones de CONAF, que hicimos caso omiso de las indicaciones de SENAPRED respecto a la necesidad de que cada municipio contara con un Plan Comunal de Emergencias y un Plan de Evacuación ante incendios, es más, nuestra planificación urbana siempre va detrás del crecimiento urbano y la actividad económica. Pero aun habiéndolo hecho, ¿habría sido suficiente?

La cuestión es, ¿estamos preparados para prevenir o bien, actuar ordenadamente en casos de emergencia? Al parecer, no. Según indica el medio periodístico CIPER, el municipio de Viña del Mar no contaba con un Plan de Emergencia Comunal ni con un Plan de Evacuación ante incendios. ¿Y cómo puede ocurrir eso si verano tras verano nos golpean los incendios? La respuesta parece encontrarse en nuestra endémica falta de previsión. Aparentemente, somos un país reactivo, de aquellos que por salir del paso hacen un genérico copy & paste y lo presentan como el flamante Plan de Emergencia Comunal; algo que, precisamente, ocurrió en noviembre de 2023, según indicó la alcaldesa a SENAPRED y este, a CIPER.  De hecho, la misma CONAF habría entregado lineamientos a la dirección comunal para la creación de un Plan de Emergencias y la consiguiente elaboración de medidas, pero no pudo materializarse porque no se contaba con los recursos ni el personal suficiente para su implementación. Y CONAF tampoco.

Ignoramos cual habría sido el coste de este plan para las arcas municipales, pero está claro que nada es demasiado oneroso cuando se trata de resguardar la seguridad de la población. Según se establece en el informe de CONAF, las viviendas con riesgo de ser afectadas por incendios forestales en la comuna podrían llegar a unas 40.000, lo que significa que la catástrofe de febrero pasado afectó a un 11% de este universo.

¿Qué debemos hacer entonces? Primero, tomarnos en serio las recomendaciones de los actores especializados en estas materias, SENAPRED, CONAF u otros, tanto en la preparación del Plan Regulador Comunal, Planes de Emergencia y Plan de Evacuación. Segundo, entregar información clara a la población sobre las vías de evacuación y no limitarnos a definir el plan de comunicaciones y alerta pertinente. La educación es fundamental, así como el trabajo conjunto entre población y autoridades. Tercero, implementar la fase de recuperación y reconstrucción para abordar en el futuro las cuatro fases de la gestión del riesgo de desastres: mitigación, preparación, respuesta y recuperación. Cuarto, modelar comportamiento de incendios y de escenarios de evacuación para generar protocolos de escape, basándose en el peor escenario, es decir, considerar las condiciones climáticas, al famoso 30-30-30. ¿Y qué aporte podríamos hacer como ingenieros consultores? Diseñar, alertar, simular, estructurar, cuantificar, planificar. Acciones y actuaciones claras y coordinadas en el minuto a minuto son claves en este tipo de catástrofes, porque de un minuto a otro puede cambiar nuestra historia.

Language

SOCIOS AIC